¿Menos deberes y más actividades en familia?

29 de Noviembre de 2016
Un debate abierto en el que están implicados padres, hijos, comunidad educativa y sociedad en busca de un punto de equilibrio adaptado a las necesidades actuales

Un spot publicitario ponía énfasis en un problema que está en boca de la mayoría de familias con niños en edad escolar. El slogan de la TV decía “menos deberes y más cenas en familia”, y cuando lo comenté con mi hija me vino a la mente que tambien debemos educar a padres e hijos en las cenas y comidas en el hogar, ya que muchas de ellas no son un foro de comunicación, sino más bien un momento de paso, donde la Televisión y otros factores externos no ayudan a generar más felicidad y encuentro familiar.Dejando al margen la oportunidad comercial del slogan, sí que es cierto que como docente y adre en mi colegio es un tema que suscita debate, y en el que he encontrado posturas muy diversas y algunas antagónicas.

Recientemente tuve un encuentro de un grupo de familias con las que compartimos desde hace años nuestro amor por las actividades al aire libre y surgió en los cafés de nuevo el “gran debate”De una parte había un grupo de padres y madres que están en contra de los deberes, pero matizando que siempre que estos sean planteados de forma racional y en su justa medida sin agobiar y crear un efecto de rechazo por parte de los alumnos

De hecho una de las madres está en la Directiva de un AMPA y piensa que habría que reducir  la cantidad de los deberes que los docentes encargan a los alumnos, sin poner en duda  que «los deberes son necesarios». Mi amiga me insiste en que  hacer deberes supone un hábito que el todo alumno debe adquirir desde la escuela para ser capaz de establecer unas rutinas, disciplina y una responsabilidad personal que, posteriormente, le van a exigir en la empresa o  universidad.

Ante esta postura de Eva mi amigo Ramón padre de tres niños de, 9, 12 y 13 años, se añade al grupo de debate con este argumento: Los deberes para casa son como las horas extras en el trabajo. A nadie le gusta hacer horas extra, ya que  todos queremos disfrutar de nuestro tiempo libre, de los fines de semana, o de las vacaciones. Según Ramón  "sus hijos mayores se pasan  de dos a tres horas haciendo deberes. Una cosa es hacer 15' y otra es quitarles un tiempo se podria dedicar a actividades más sociales con la familia entre semana . He visto a mis hijos pasar horas copiando páginas enteras de un libro... no dejan lugar a la creatividad"

El debate está servido y les pregunto a cada uno sobre cuál es la solución que se debería adoptar en las escuelas.Eva esgrime que los niños deben aprender a distribuir su tiempo personal y a avanzar en el estudio y esto se logra  desde pequeños paar que aprendan que tienen un objetivo que cumplir y al finalizarlos sientan la satisfacción.


Además el tiempo de deberes debe ser acorde a la edad de cada estudiante. En Primaria, la dedicación debe oscilar entre media hora a una hora y a partir de los siguientes cursos ir aumentando el tiempo en los ciclos superiores Otro aspecto  fundamental es que los profesores  se pongan de acuerdo y no manden todo el mismo día muchos deberes para evitar sobrecargas y ejercicios duplicados y repetitivos.

Ramon piensa que la sobre carga de muchos deberes frustra a los niños ya que  en vez de jugar, que es completamente necesario e imprescindible para el correcto desarrollo de los niños,  pasan las tardes haciendo deberes. Acaban frustrados, agotados y odiando los deberes.

Y en su caso que ambos  padres trabajan se provoca tensión familiar ya que  la gestión de la agenda se hace casi imposible con tres niños con deberes cada dia.Mi amigo Ramón va más allá y le rebate a Eva que  la sobre carga de deberes impide a los niños educarse en otras materias. En su caso al más mayor no va de comprar con ellos al supermercado, no pone la mesa, no ve cómo cocinan ellos y  no aprende a resolver conflictos en el parque porque no le da tiempo a ir...



Al final de la cena con estos padres  me llevo a la cama estas opiniones para debatir en el recreo con otros profesores. Puede que La solución más apropiada parece estar en el equilibrio entre las dos posturas. Pero, ¿dónde está ese término medio? Una buena práctica sería delimitar el tipo de deberes que se eligen para ser realizados en casa: huir, por ejemplo, de los ejercicios rutinarios, extensos y mecánicos y apostar por un tipo de actividades más prácticas, entretenidas y cortas que favorezcan la autonomía de los alumnos.

El debate está servido, me llama mi mujer para decirme que Laura está agobiada por los deberes de mates y me acuerdo que aunque mi hija tiene ya 16 años tambien se agobia como otros niños, siendo preciso ayudar pero no caer en la tentación de hacerlos por ella o de buscar excusas con nuestra falta de tiempo tras el trabajo. Queda mucho por hacer y pienso en voz alta que este problema es complejo y no depende solo de de una parte del puzle, sino que aquí estamos involucrados todos y entre todos deberemos resolverlo…sino las cenas seguirán siendo poco educativas y convivenciales aunque les quitemos parte de los deberes que les encarguen los profesores..

Son las 23 h de un domingo y mi mujer me envía un mensaje antes de dormir que no tiene matices tras acabar de repasar con mi hija  las dichosas mates…artículo 31 de la convención de los derechos del niño: «El niño tiene derecho al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes».